jueves, 31 de mayo de 2007

Fashion victim


Tengo una amiga que estudia Historia del Arte. Un día me habló sobre una asignatura que daban: “estética”. Y no, no hacían “peelings” en clase ni analizaban sofisticadas cremas francesas… sino que discutían sobre en qué consistía la belleza y su impacto en nuestras vidas. Esa amiga me explicó que la belleza nos produce placer y que el placer, al mismo tiempo, nos produce sensación de felicidad por lo que rodearnos de belleza nos ayuda a llevar mucho mejor los quehaceres diarios. Por eso, me decía, se estudia mejor en un entorno que te resulte bello.

No estoy segura si la belleza es lo que te hace que te sientas cómodo en un entorno de estudio aunque la premisa mayor del diseño es que la belleza y la funcionalidad deben ir de la mano. Lo que sí he visto durante todos estos años es que estudio mucho mejor si el material que utilizo (el cuaderno, el boli…) me gusta. Me he gastado una pasta durante toda mi vida en cuadernos de tapas monas, pero sabía que utilizaría el material con más ganas. Lo mismo me pasa con el entorno de estudio. Necesito una mesa grande (los apoyabrazos de la universidad me imposibilitan el estudio) y que, a poder ser, no tenga las vetas de la madera, que me desconcentra mucho (lo digo totalmente en serio). Además, veo que es mejor silla mesa resulta fácil de mover, por si hay que hacer ejercicios en grupo. Otro requisito básico: la temperatura de la clase. Si hace mucho frío o mucho calor paso más tiempo pensando en si me estoy helando o estoy sudando que prestando atención en clase. Con los años veo que cada vez más prefiero ambientes más sobrios y minimalistas. ¿Querrá esto decir que si vuelve la moda barroca no podré estudiar sin lámparas Luis XVI? ¿Me habré convertido en una fashion-victim del postmodernismo? ¡¡Aaaaggghhh…!!

Pero una clase no la hace solamente el aula; de hecho, lo más importante son los que están dentro, y más cuando se trata de la enseñanza de lenguas. En una clase de idiomas, donde la comunicación con los compañeros es esencial, es muy importante la relación que tengas con ellos. De hecho, uno se da cuenta cómo la capacidad de aprendizaje aumenta a medida que vas conociendo mejor a los compañeros de clase: te sientes cada vez más a gusto en el entorno, los ejercicios en grupo son cada vez más eficaces… Mi última experiencia ha sido mientras he estado de Erasmus en Inglaterra, donde me apunté a clases de francés. Al principio no conocía a nadie y los ejercicios orales eran toda una tortura: no sabías si corregir al compañero, no me arriesgaba a usar construcciones de las que no estaba segura… pero, a medida que fui conociendo más a la gente estas dudas fueron disminuyendo y la interacción se fue haciendo cada vez más fluida.

Respecto al horario de clase… la verdad es que me da absolutamente igual (siempre y cuando no sea después de la comida, justo en medio de la morriña). Eso sí, mejor si las clases son todo de tarde o todo por la mañana. Esto me ayuda a crear una rutina de estudio que incrementa considerablemente mi capacidad de concentración. Además, y aunque una se pone a saltar cuando tiene un día libre a la semana, es verdad que funciono mejor si tengo clase todos los días. Si tengo un día libre automáticamente lo veo como una extensión del fin de semana, lo que se traduce en: trabajo ese día solamente si voy muuuuuuuyyyy estresada.

Entonces qué, ¿creéis que estoy a la moda en cuanto a hábitos de estudio?

3 comentarios:

Gilmar Ayala Meneses dijo...

Con los años veo que cada vez más prefiero ambientes más sobrios y minimalistas.

Miren, creo que sí estás a la moda en los hábitos de estudio, jejeje. Ya en serio y sin bromas, yo también creo que crearse un espacio adecuado para el estudio es lo mejor para incrementar nuestro rendimiento academico. Y si uno puede darse la oportunidad de crear su espacio, pues adelante.

Toda existencia individual está determinada por innumerables influencias del ambiente humano. [Georg Simmel]

Juana Torres dijo...

Hola Miren,

creo que sí estás a la moda en los hábitos de estudio. Yo también prefiero tener clase todos los días, porque si no es así, me pasa como a tí, o sea, que sólo trabajo cuando estoy realmente agobiada, como ahora.

En cuanto al espacio de trabajo, a mí me va mejor venir a la uni. En casa, no puedo trabajar. Que si ahora voy a la cocina, abro la nevera, que si enciendo la tele, que si hablo con mis compañeros... En fin, que para estudiar necesito mucho silencio y concentración.

Ánimos que ya se acaba!!!!

Pere Vilarrubla dijo...

Hola!

estic força d'acord amb tots vosaltres. Jo també necessito un horari que em permeti seguir una organotzació regular del temps: si tinc classe de dilluns a divendres sense cap dia buit enmig, millor, i si l'horari es repeteix de la mateixa manera cada dia, millor. Malauradament, com ja sabeu, fa ja una parell d'anys que això no és possible. Traducció + Lingüística = classes matí i tarda i un munt d'hores perdudes enmig! Si tingués alguna franja lliure igual per tots els dies, seria una persona molt més productiva. En realitat, el problema no és de l'horari sinó meu, que em costa adaptar-me a aquest caos i trobar temps i ganes per treballar, però està clar que una altra organització seria més propícia.